En esta ocasión tan simbólica, y para unirnos a las tradiciones de Zaragoza, preparamos nuestro croissant con los colores del cachirulo, el típico pañuelo rojo y negro que todo zaragozano luce durante las fiestas. Relleno de gianduja de avellana o pistacho, es pura delicia: una fusión perfecta entre tradición, sabor y creatividad. Un guiño dulce a nuestras raíces y a esta tierra que tanto queremos.